Reaccionar o responder

Reaccionar o responder

Un lunes por la tarde en el despacho…. faltan 5 minutos para las 6 de la tarde y estás terminando un informe para tu superior antes de empezar a cerrar todo y salir de la oficina. Ha sido un lunes intenso, cómo no… Has podido gestionar lo que tenías planificado a pesar de que el clásico paquete de imprevistos se ha mantenido muy activo a lo largo del día.

Has quedado en llevar a tu hijo a su entrenamiento de baloncesto, empieza otra temporada y quizás te quedes a mirar mientras entrena y cultiva su pasión. Terminas el informe y lo envías por correo. Mientras vas cerrando y recogiendo papeles, una ventanilla abajo a la derecha de tu ordenador se despliega hacia arriba.

Tienes un nuevo correo electrónico, es de un/a compañer@ de trabajo.

Una lectura en diagonal de 6 segundos es suficiente para que la información recibida pase directamente a procesarse por tu cerebro reptiliano, dando lugar a un fenómeno conocido como el “secuestro de la amígdala”… No sabes si es peor el tono del correo o su contenido, posiblemente en tu cabeza se vayan retroalimentando entre ellos. 

Tomas posesión del teclado del ordenador como un arma de combate, para plantear una respuesta inmediata.

Respuesta 1 – SE VA A ENTERAR

Redactas una respuesta en 1 minuto. Tienes muy claro lo que le vas a decir, básicamente lo contrario de lo que él te está reclamando y señalando que su tono no ha sido el adecuado.

Pros: tu instinto primordial de defensa y de justicia se ha visto satisfecho. La intensidad con la que le das a la tecla envío identifica la liberación que ha generado tu respuesta. Tu posición está a salvo.

Contra: sabes que tu respuesta de ataque va a generar un contraataque, y el breve disfrute del momento deja paso a la ansiedad de la contrarrespuesta. Tu tono no ha sido tampoco muy adecuado, y te das cuenta de que este email puede poner en riesgo la estima y la relación con tu compañero.

Respuesta 2 – PERO VAMOS A VER

Te concedes un par de minutos para volver a leer el correo, no quieres responder en caliente y prefieres no equivocarte sobre el contenido. Después de haberlo leído 3 veces, dictas la sentencia. Este correo no tiene desperdicio. Te re-confirmas en todas las primeras impresiones que habías tenido. Este correo merece una buena respuesta… Refutas todo el contenido de su correo, utilizando y desarrollando varios argumentos que refuercen tus razones y tu posición. Su posición queda muy empequeñecida… 

Pros: como en la respuesta 1

Contra: como en la respuesta 1, pero con efecto multiplicador…

Respuesta 3 – QUIZÁS ES MEJOR QUE NO ENVÍE ESTE CORREO…

Escribes una respuesta como en el caso 1 o 2, pero tienes la lucidez de volver a leer con espíritu crítico lo que acabas de escribir. Te das cuenta de que no aporta nada, e identificas los riesgos subyacentes. Decides no enviar el correo y lo vuelves a redactar de una manera más “diplomática” solicitando aclaraciones de una manera pausada, proponiendo para mañana una sentada de unos minutos para comentar el tema.

Pros: estás content@ por no haber caído en tu trampa mental, has liberado la amígdala de su secuestro y has preferido buscar un encuentro en persona para aclarar las cosas sin ensuciar el tono de respuesta, evitando estropear la relación con un correo.

Contra: puede que a pesar de todo el tono de su correo y su contenido sigan dando vuelta en tu cabeza. Posiblemente te pases todo el entrenamiento de baloncesto de tu hijo con la sensación de algo molesto e irresuelto.

Respuesta 4 – TÍ@, NO ME MANDES CORREOS

El entrenamiento y las sesiones que te proporcionaron en tu empresa para mejorar la atención, gestionar las emociones, los pensamientos y el estrés han dado más fruto de lo previsto. De repente encuentras un espacio de lucidez que te permite entender que tu malestar del momento viene de la interpretación que estás dando de un correo, interpretando el tono de un texto escrito y encasillando un contenido que está detrás de una pantalla. Solución, no vas a contestar, LE LLAMAS POR TELÉFONO…

Resultado: después de hablar con él te das cuenta de que habías, al menos en parte, malinterpretado el sentido de su correo; el tono de la conversación ha sido en todo momento constructivo (ese tono que había detectado en el correo no ha aparecido en ningún momento); habéis podido acordar una manera de proceder y la acción a realizar; os habéis despedido con la estima habitual. Has tenido ocasión de reflexionar sobre lo delicado que es dejarse arrastrar por una interpretación de los hechos o una simple percepción.

Pros: has conservado la estima y la relación con tu compañero, sientes haber gestionado una situación de manera más constructiva e incluso haber creado un precedente para gestionar situaciones similares en el futuro, has optado por una respuesta consciente por encima de una reacción impulsiva.

Contra: tienes un par de minutos menos para ir a buscar a tu hijo

Conclusiones

  • La capacidad de darnos cuenta de las situaciones que nos generan estados emocionales alterados es un elemento muy significativo para la gestión del día a día;
  • Ser conscientes desde donde estamos actuando cuando respondemos a alguna situación desafiante es importante: una reacción impulsiva no nos permite en general  ponderar los efectos de lo que decimos o escribimos, pero una respuesta meditada nos ofrece la oportunidad de leer la situación, valorar las consecuencias y escoger la mejor opción en ese momento;
  • Estas capacidades se pueden entrenar a través de técnicas muy efectivas como el mindfulness o el coaching, acompañadas por otro tipo actividades que faciliten la relajación y la calma mental (consciencia corporal o actividades de desconexión, especialmente en la naturaleza); este es el punto ideal desde donde tomar las decisiones;
  • Un correo electrónico (como también cualquier otro tipo de mensajería instantánea) representa habitualmente un medio de comunicación que puede llevar a malentendidos y poner ciertas barreras para una comunicación interpersonal más eficaz;
  • Una solución y recomendación recurrente es: todo tipo de mensaje que contiene un mensaje negativo o que puede llevar a una respuesta emotiva muy importante, NO LO ESCRIBAS, hazlo por teléfono o en persona;
  • Intenta que el correo electrónico se limite a aquellos mensajes de tipo puramente operativo y neutro, o incluso mensajes positivos (aunque a lo mejor justamente son aquellos que nos apetece hacer directamente en persona). Lo negativo hazlo directamente;
  • La manera en que actuamos y los medios que utilizamos para actuar tienen efectos sobre el estado de ánimo de las personas. La capacidad de separar la observación de unos hechos de lo que es una simple interpretación de estos, es un elemento básico para desarrollar inteligencia emocional, trabajar con empatía, y crear relaciones basadas en transparencia y valores sólidos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *