La empatía como habilidad para el liderazgo.
En un interesante artículo de Forbes la empatía se presenta como la habilidad de liderazgo más importante según las últimas investigaciones.
Todas las personas disponen de cierto grado de inteligencia emocional sin necesidad de hacer un curso o participar a un taller. La verdadera diferencia está entre el grado de inteligencia emocional que poseemos y el desarrollo que hacemos de sus competencias.
En pocas palabras, tod@s estamos dotados de empatía y sabemos que es bueno ser empáticos, pero no tod@s, y no siempre, sabemos comportarnos de manera empática.
Es interesante en observar como nuevas y cada vez más recurrentes investigaciones demuestran la importancia de la empatía en el ámbito del liderazgo bajo muchos aspectos, como impulsar la creatividad, las relaciones laborales o mejorar la retención de los colaboradores.
Un gran liderazgo requiere una excelente combinación de todo tipo de habilidades para crear las condiciones para el compromiso, la felicidad y el desempeño. Y en este sentido la empatía encabeza la lista de lo que los líderes deben hacer bien.
En un momento en el que las personas están experimentando múltiples tipos de estrés, afectadas por la pandemia y las formas en que sus vidas y su trabajo se han alterado, la empatía puede ser una herramienta poderosa y contribuir a experiencias positivas para las ellas y los equipos.
Sin empatía no existe la comprensión de las circunstancias de los demás y tendemos a presionarlos y a utilizarlos como si fueran instrumentos o maquinas, lo que origina conflictos en el ámbito laboral, una desconexión entre empresa y personas y, a la larga, incluso un desprestigio en la marca de la empresa como empleadora.
Un líder no debería prescindir de perseguir una empatía 360º, y saber cómo sus decisiones y acciones afectan a cada colaborador de la organización.
Y ello no se suele aprender en un taller de un fin de semana. Se trata de implementar procesos constantes y a largo plazo para hacer de la inteligencia emocional no una moda de momento, sino un hábito y una cualidad humana para el desarrollo personal y el de la organización.
Pero, ¿en qué medida estamos realmente dispuestos a invertir en procesos de este tipo, para la mejora del bienestar de los empleados y así el desarrollo de nuestra organización?